…”Pero todo este mundo tan poco poblado, tan elemental, está inundado por una luz sorprendente. Torrentes de sol que transforman el aire, con gran intensidad, llenos de cambiantes gamas cromáticas que explotan en nuestros prístinos paisajes americanos. Como ecos visuales de una naturaleza aun en parte virgen, y que solamente la pintura puede reproducir y aprender para nuestra retina. Con esa sensación de calor, cuya temperatura casi podemos medir con el termómetro de nuestro ánimo, y que nos lleva a exhalar largamente”…

Juan Castro y Velázquez